sábado, 14 de marzo de 2015

Terry Pratchet ha muerto

Terry Pratchet ha muerto hace poco. Y lo he sentido bastante, como muchos otros. El mundo redondo nuestro se queda un poco más plano, como el Disco, que termina de pasarnos atrás como la Gran A'tuin acelerada buscando donde depositar sus huevos.

Terry Pratchet escribía fantasía, criticando los clichés del género con cariño y mucho humor. Como autor, se centró en el público juvenil, e incluso con el infantil, pero jamás trató a sus lectores de idiotas, más bien al contrario. En su universo de "Mundodisco", aplicaba humor y sentido común como escritor, empatía con sus personajes y situaciones. De hecho logró algo que me parece complicado.

Dentro de Mundodisco, en los libros de los Guardias, Pratchet aunaba fantasía y género policíaco, con visos tanto procedimentales, como de acción o de misterio e incluso con episodios a lo Bourne o Grisham; pero siempre con coherencia y los mismos personajes. El género de misterios y el policíaco caen fácilmente en el folletín o la propaganda maniquea, después de todo, es fácil: hay héroes, hay villanos y sus fechorías. Se puede usar la documentación de los crímenes, que cuanto más escandalosos sean, más llaman la atención. Sin embargo, él logra no caer en eso. Pratchet usa el género policíaco para hablar de actualidad, o más bien de verosimilitud, para relatar algunas de las mejores cuestiones sociales y denunciar injusticias.

Es en gran medida porque son los más humanos de personajes y problemas, porque en el mismo disco dioses y conceptos con forma antropomórfica tampoco escapan a la mirada de su relator Terry. La Muerte por ejemplo, es una figura que además de novelas propias, nunca deja de estar al pie con los recién fallecidos, la última mano amiga, porque hay cosas peores que ellas. Hay cosas que ni siquiera le importan las personas ni su vida. Y cosas que no saben lo que son, pero tienen una idea aproximada de lo que necesitan, y de anatomía de invertebrados como moda baño-invasión. Sus dioses están limitados por las creencias. Y la gente, bueno, pues es gente: capaz de todo, sobre todo de aburrirse con magia a su alrededor. Magia en manos de brujas que no necesitan usarla la mayoría del tiempo o magos que prefieren ahorrarla.

Terry Pratchet intentó hacer reír y pensar, o al menos se rió y nos dijo lo que pensaba. Porque cada cosa que nos dejó tenía su mirada. Una mirada compañera, no una mirada cómplice. Y con esa mirada, nos recordó que la literatura puede ser significada, divertida y fantástica. Total, nos contó que nosotros vemos cosas que no están ahí.

Por esto y otros momentos:


Pronto más cosas de parte de vuestro amigo y ciber vecino Mario. Cosas que no me pongan una lagrimita...

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