lunes, 21 de enero de 2013

Matices, corrientes y cultura...

O dicho de otro modo... siempre habrá alguien que no esté de acuerdo con otro alguien, y un tercero que tampoco estará 100% de acuerdo con ninguno. Así ha sido siempre, forma parte de la naturaleza humana; e incluso podríamos pensar que es un mecanismo biológico, que nuestra variabilidad basada en nuestra capacidad para imaginar; vivir en un mundo mental además del físico (No, no me gusta llamar a eso inteligencia o razón, porque no es lo único o no son las únicas herramientas de ese tipo que hay en nuestras cabezas) nos ha convertido en una de las especies más exitosas del planeta.

Pero por alguna extraña razón, al mismo tiempo que las personas poseemos la gran capacidad de tener una perspectiva individual, hay siempre intentos de suprimirla. Y normalmente tiene una excusa buena, e incluso buenas intenciones detrás. Si miramos la historia universal (mejor humana, porque no sé nada sobre la historia de los Wookies ni nada de más allá de la atmósfera que no hayamos puesto nosotros), vemos que muy pocas civilizaciones exitosas en el tiempo han tenido éxito en ello, al menos no durante mucho tiempo. Roma, China, el cristianismo (carroñera de Roma), el protectorado económico-militar anglosajón, el frente soviético... La conformidad y la idea de unidad no funcionan como uno podría pensar. La unidad entendida como uniformidad es una entelequia, y una peligrosa porque cada vez que se intenta acaba trayendo peores desgracias.

Ojo, aceptar que las personas diferimos, que es lo que estoy diciendo; no quiere en absoluto que tengamos que tolerar comportamientos peligrosos para nosotros o para el colectivo en el que nos integremos, o callar. Yo abogo porque la confrontación, entre iguales, enriquece siempre. Por ejemplo, las lenguas, pese al esperanto, al chino mandarín (que funciona gracias a un sistema infernal) o la lengua de moda del momento, mueren. Siempre, más tarde o más temprano. La extensión de la educación y la cultura escrita sirven para la normalización y una lengua más longeva, pero no evita en absoluto que aparezcan dialectalismos. A veces creo que la principal causa de dispersión de la humanidad fue que no se ponían de acuerdo con las bes y las uves, y hasta hoy.

Porque somos diferentes, porque no vivimos según unas obligaciones únicamente biológicas somos humanos. Y esas diferencias son desde la cuna, por la educación, por las experiencias o por todo a la vez; o por ninguna de estas razones expuestas. No me gusta generalizar normalmente, así que lo dejo así.

Y quienes me conocéis decís: "Pues anda que tú eres tolerante...". No, no lo soy en absoluto; si algo me cabrea lo digo. Expresar el cabreo, la molestia y el disgusto es mi derecho. Y que creo que todo el mundo tiene derecho, y a lo opuesto, que no es callar; gritar estar de acuerdo me gusta más la verdad. Yo creo que hay que discutir, no oír y callar. Y a veces mandar callar, porque las ideas o las diferencias no tienen importancia, en realidad no la suelen tener, son las consecuencias de éstas las que lo tienen.

Una cosa que me cabrea, por ejemplo, es que se emplea muy mal la palabra radical. Muy mal, en castellano/español peninsular quiero decir. Se confunde radical con fanático, y no es eso lo que significa (ni suelen ir en el mismo paquete). Un radical es aquel que busca solucionar los problemas de raíz (donde el problema radica ¿veis el latín en todo esto verdad?): las vacunas, la educación pública, la separación de poderes ¡Todo eso son acciones radicales! Lo contrario, la apariencia o la teoría a veces cargan. La religión por ejemplo es todo pompa (todas, algunas brillan más y otras menos).

¿Estáis de acuerdo con vuestro amigo y ciber vecino Mario? ¿No verdad? ¡Pues así quiero que siga hombre ya!

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