miércoles, 1 de febrero de 2012

XIII y El Demonio (III)


Hoy voy a hablar de dos tabúes que mejor reflejan las cartas arriba expuestas. La muerte y la enfermedad que más cuesta entender.
Hola ayer herí a varias personas por algo que twitteé, dije que no tengo miedo al cáncer porque no se contagia. Herí a personas y las decepcioné por las implicaciones de lo que dije. Antes de explicarme quiero decir algo, no como excusa pero sí motivos de que me impliqué en una conversación o declamación. Soy el primero que reconoce que en twitter hay dos tipos de twitts, las declamaciones que no esperas que nadie replique y las cosas que preguntas o expresas buscando respuesta. Yo he usado ambas, pero no espero que nadie asienta cada cosa que digo; sé que no será así. Pero en la vida, me molesta que no crean que pueda decir nada... y me lo han hecho mucho.
Yo no le tengo miedo al cáncer. Primero leamos empírica y medica-mente de lo que estamos hablando. Es una enfermedad, un mal físico que se produce en el interior de las células y del cuerpo. Mortal sin tratamiento, con tratamiento difícil o imposible o inseguro en muchos casos, por lo que sentir miedo a algo que escapa a mi control y no puedo percibir, me es difícil.
No le tengo miedo al cáncer porque no hay un agente patógeno que lo produzca. Arriba enlazado podéis ver que hay múltiples factores que parecen favorecer la aparición del cáncer, pero no hay una causa, ni patógeno ni veneno ni microbio ni actividad que provoque siempre y seguro el cáncer. Es un fallo en la forma de actuar de las células a nivel bioquímico lo que lo provoca. No puedo simplemente por miedo dar un salto o taparme la boca o ponerme guantes y así salvarme, las reacciones al miedo convencionales no influyen demasiado.
Yo no le tengo miedo al cáncer porque ha sucedido en mi familia. Una tía mía falleció dejando unos hijos solos, su hermana y mi tía pudo evitarlo gracias a la terapia, y mi abuela tiene que recibir cirugía para extirparse células de un melanoma cada cierto tiempo. Reconozco que podría haberme tocado a mí o más cerca, deseo que no suceda más ni peor. Mi madre tiene poco reparo en hablar de ello y tratar de prevenirlo, pese a que en Madrid se han postergado la prioridad y gratuidad de las mamografías, pasando de mayores de 35 a mayores de 60 (las razones de esto sí me dan miedo). Mi madre siempre le ha llamado por su nombre, le ha molestado que se diga que el tabaco produzca cáncer y así. Si mi madre, que vive con la posibilidad del cáncer de mama de cerca, puede vivir sin miedo ¿No debo aprender de ella?
Lo que causa miedo, comparto y entiendo, es el dolor y el sufrimiento, la pérdida y la soledad, el final de una forma de vivir y la incertidumbre. A eso, a las consecuencias del cáncer, sí les tengo miedo y respeto. Pero más que miedo es preocupación, angustia, compasión, solidaridad, esperanza, amor e incertidumbre. Por desgracia, y ojalá lo fuese, el cáncer no es lo único que produce todo esto: enfermedades autoinmunes, efectos de patógenos, enfermedades genéticas y degenerativas, o incluso la mera senectud también lo hacen. Lo único que creo que hacen algo es no estar solo ni rendirse. Pero no huir, yo no puedo huir de la persona que quiero y padece cáncer, y creo que nadie que sea persona, no ya buena ni mala, persona simplemente.
Las enfermedades que me dan miedo son el Alzheimer (y las degenerativas) y las mentales, porque precisamente te roban algo que no puedes enseñar, algo que las personas no pueden curar fácilmente: tu mente, lo que mata la soledad. Pero no me enfadaría que alguien dijera que no lo tema, cada uno sentimos temor y pavor por cosas y de maneras diferentes. ¿Y si no sintiésemos temor ni miedo nunca? Sería raro, igual que no morirnos. Dejaríamos de ser humanos como lo entendemos ahora mismo. Otra cosa que da miedo... Podéis ver mis otras entradas con el XIII en mi blog para ver lo que pienso de morir.
Pronto habrá otras novedades, de carácter más alegre, aquí, si queréis, con vuestro amigo y cibervecino Mario. Muchos abrazos a todos y espero que hasta pronto.

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