martes, 11 de agosto de 2009

La Paradoja de Inuyasha 3


Bueno pues ahora llegamos al final. Ha sido un viaje largo, pero con mucho este primer fic ha sido curioso. He podido ser fiel a mi idea primaria y aunque no me ha opinado mucha gente; creo que lo hice bien (Corregidme si me equivoco). Pronto me diversificare a otras series y espero que me leáis esos otros. Aquí la historia coge un par de recursos de otra serie Rumiko (a quien pertenecen ambas series) que ha empezado a ser publicada en gran formato en mi país hace poco.

La Paradoja de Inuyasha:
De Mario Jiménez
Capítulo 3º:

Habíamos dejado a Kagome en un mundo controlado por su versión bizarra; que había resultado ser malvada, egoísta y peligrosa (además de hortera y desvergonzada) y que estaba enfrente de ella acercándose para arrebatarla su fragmento de joya y el medio para volver a su propio hogar. Sango había dado un traspié, y se había alejado un paso, dándole la oportunidad de ponerse en pie para huir, usando la “Caja Espejo”, que en estos momento son tenía ninguna abertura por la que salir, Kagome tenía que evitar que esa Kagome perversa se hiciera con su fragmento o con la caja, al menos por ahora. Intentó correr pero un latigazo que su versión malvada dio contra el suelo la hizo caer.
- ¡Venga ríndete!- Espetó- Aquí quién manda soy yo… ¿ves? –Apareciendo de pronto demonios por alrededor.
Kagome se recompuso e intentó coger el arco al tiempo que cogía distancia. Disparó de forma imprecisa a una serpiente, pero cambió de objetivo al tiempo que gritó:
-¡Cuidado Sango! – arrojándola flecha a unos pasos de Sango, matando a un ogro que iba a atacarla por la espalda. Tras eso la exterminadora recogió su “Hueso volador”, y se defendió destrozado el cráneo de varios demonios menores que la atacaron al mismo tiempo. En ese momento, se giró a Kagome que estaba evitando a varios demonios, pero que se las acabaría viendo contra esa Bruja de Kagome (lo que resultaba algo confuso si se piensa), entonces viendo la ocasión de venganza frustrada y rodeada por monstruos, y pronto por todo el grupo de su enemiga, gritó:
-Súbenos Hachiemon ¡Arriba!- Como de ninguna parte, o más bien de debajo del suelo, apareció el viejo mapache Hachiemon, que cargó con ambas, aunque a Kagome casi la tira, y Sango usó su Hueso Volador y una bomba de humo para facilitar su huida.
Pasó un rato, poco más de un minuto, y Kagome se puso erguida (todo lo que pudo porque Hachiemon estaba volando a todo trapo), y al tiempo el transformado Tejón casi se muere al notarla:
-¡Señorita, quítemela o me comerá!- Dijo – ¡Ua!
-Tranquilo Hachiemon, ¡ella no es nuestra enemiga! ¿O sí?-Dijo inquisitivamente- Dime, ¿qué magia te ha…?
-Traído, es que yo no soy de aquí. Esto…-comenzó Kagome a explicar a toda prisa mostrando de paso “La caja Espejo”- … pues es que soy de un mundo igual pero distinto. Hace un rato estuve precisamente en uno en el que Inuyasha y yo éramos pareja, y… Bueno, no esperaba algo como esto. – Dijo lamentando la situación de ese mundo. Sango no había hablado nada y no quería preguntar ciertas cosas, pero la única pregunta que hizo fue la necesaria:
-¿Y en ese mundo tú no eres mala?
La pregunta cayo como una bomba, con un tono seco e imparcial. Kagome se lamentó de haber parecido frívola… ¿Siempre resultaba tan frívola al hablar?, pero no iba a dejarla así, tomó aire y respondió:
-Allí somos amigas que luchamos juntas, allí Miroku es un divertido monje truhán y pervertido y allí Inuyasha…
Kagome no pudo acabar la frase, porque de casi ningún sitio salieron un montón de demonios y seres sobrenaturales con su versión mala a la cabeza. En ese momento l caja espejo se entreabrió un poco al tiempo que una flecha negra casi golpeaba a Hachiemon:
-¡Tengo que dejarte Sango!-Dijo Kagome-Me tengo que ir ya así te dejarán, voy a saltar…
-Kagome, -dijo mirándola Sango- ¡Protégete y ve a tu mundo con tu amiga! Por favor,… -Dijo con un deje de nostalgia y una lágrima- Vamos a darles una paliza Hachiemon-. Diciendo esto se giraron y Kagome saltó desapareciendo de la vista antes de que una malvada Kagome también fuese al mismo punto y desapareciese, ero el demonio que la servía de montura fue desnucado por el hueso volado de una ahora satisfecha Sango, ahora debía entretener o eliminar a esa morralla y luego encontrar “la Caja Espejo” para hacer algo.

En otro lugar Sango caía con gesto grácil procedente de una dimensión diabólica, ¿Ahora donde estaría?, eso era de nuevo el pozo, y la caja que había tenido dos veces en sus manos y que dos veces aparecía junto a ella estaba a sus espaldas. Era evidente, esa caja era una trampa, como el “Agujero” de Miroku, un momento… ¿En dónde estaba? Ellos habían ido a recibir a Kagome, y ella oyó las voces de Inuyasha y su amiga… ella vio la caja, pero ¿Y si alguien más de sus amigos había caído en ella? Una gran preocupación la invadió… Debía de encontrarlos. Así, presurosa avanzó por el bosque hasta que vio una silueta familiar; una ropa oscura de una persona con un báculo y una coletita estaban delante:
-¡Miroku!-Ella gritó con alegría y sin pretenderlo se acercó a los brazos de Miroku cogiéndole ella de sus hombros- ¿Kaede es humana? ¿Me conoces? ¿Dónde están los demás? ¿Están todos bien?-Las palabras salieron de su boca sin darse cuenta mientras se acercaba con desespero a Miroku.
Este la abrazó… de forma tierna, sincera, normal y suavemente le contestó: -Pues que yo sepa sí, la anciana es humana, todos están bien y ¿cómo no iba a reconocerte Sango? Eres mi prometida, y no te haría ni ese descaro ni otro-Dijo soltando su tierno e inocente abrazo. A Sango le pareció notar algo, o más bien no notó algo, las manos de Miroku no bajaron de su espalda, bueno le rodeó con ellos, mientras le miraba a los ojos seriamente, pero con un brillo de ternura y compromiso… Ese no era su señor monje, este era el prometido de otra Sango (afortunada eso sí), no era su pervertido. Se zafó del abrazo y él la liberó con cara de arrepentimiento:
-Perdona por haberte abrazado sin pedirte permiso, pero me parecías afectada por algo ¿Vamos con los otros y así te sentirás más tranquila?- Era un cielo, pero alejó el rostro de conmoción y le sonrió.
-No vete tú, yo tengo cosas que hacer,- Sango se giró –ya nos veremos. –“Ojala, Miroku fuese así”, dio un paseo con pies ligeros pero rodeó el pozo un rato, necesitaba pensar. Puede que Miroku tuviese un ser tierno en su interior ¿o no? Solo podría saberlo de una forma. Tras un período de ensimismamiento cogió la caja y…

Kagome se levantó deprisa, pero apenas en un momento después la caja vibró y dejo salir una mancha negra, con cadenas y una “joya de los cuatro espíritus” oscurecida en su pecho con una cadena que aterrizó de culo, decidió tomar ventaja, subió a toda prisa dejando caer unos trastos desde arriba. Habían atravesado el pozo en su época, lo que en esta ocasión era una suerte para escapar. Entró en casa, y vio a su familia comiendo (Por suerte no estaba “ella misma” en la mesa), así que decidió aparentar:
-Hola Familia, he podido venir a cenar ¿Qué es por cierto?- dijo sentándose a la mesa de forma alegre. Su familia no parecía extrañada así que no había problema hasta que la respondieron:
-Pues arroz con Curry y marisco- respondió su madre.
-¡Pues pásame un cuenco con muchas gambas!-Dijo Kagome con alegría, ya que tenía hambre- ¡Me encantan las gambas!
-¿Gam…?-Preguntó su madre extrañada.
-¿…Bas?-Dudó su abuelo para continuar con la pregunta después-¿Eso qué es?
-No sé ¿Souta es alguna palabra de los jóvenes de instituto o de colegio?-Inquirió su madre.
-No, ni idea ¿Cómo no sea algo de la época antigua no sé que es eso?
-¿Qué son Gambas?- Preguntaron al fin al unísono.
-Pues nada, habré querido decir algo distinto ¡Jejeje! -aparentó Kagome, al tiempo que pensaba “Vaya este no es mi mundo, ¡Qué horror un mundo dónde no existen las gambas!”, al tiempo que oía su pensamiento detrás suya.
-¡Qué horror un mundo sin gambas!- ahí estaba la recuperada y abusona de su versión bizarra que le había quitado la comida a su hermano pequeño de ese mundo.
-¡Dos Kagome!- Gritaron al unísono su familia-¡Y encima una es egoísta y hortera!- Completó el Souta Paralelo ofendido.
-¡A callar enano!-Dijo la Kagome malvada al terminar el cuenco de arroz en dos bocados- Bien, dame tu fragmento de joya niñata paralela- inquirió su bizarra versión al tiempo que dejaba el cuenco de un solo golpe en la mesita.
-¡Ja! No pienso dártela… Casi sería mejor dársela a Naraku que es mejor que tú-Dijo Kagome tras acabar con su cuenco en más de desbocados, pero no menos de tres.-Yo la debo proteger, de los seres malignos, aunque sea yo misma-Dijo terminando de comer con una pequeña reverencia pero también dejando el cuenco de forma brusca.
-Ja, pero ¿Quién ha dicho que te la quiera yo arrebatar?-Negó con un gesto de abogado de la tele (Por si me peguntan, la familia había decidido pasar del tema y seguía comiendo, total al final no se enterarían ni de qué es una gamba)-Yo te propongo un cambio, el fragmento, por la caja –dijo sacando la caja del espejo de detrás de ella. -Sin esta cajita puerta ínter dimensional no podrás salir, y no conseguirás proteger la joya de Naraku, o de Bill Gates o de quién sea que lo protejas en tu absurdo mundo…
“Vaya sí me ha pillado ahora” pensó Kagome, ella estaba en una mala situación; quedarse atrapada aquí no era una posibilidad, pero sí ella no aceptaba no podría volver, pero ¿su versión malvada sí? ¡No, no podría, por qué tendría que quedarse aquí hasta que lo obtuviese, era un empate! O no, su yo malvado en este mundo sólo tendría que obtener la joya por su cuenta, a ella le daba igual su mundo. ¡Diablos estaba perdida! A menos que…
-Ja, Pero tú estás igual, no puedes irte sin vigilarme, además que no sabes controlarlo…
-No rías tan pronto mosquita muerta - le respondió su versión encuerada – Sí que lo controlo con mi joya. Además esto será divertido, aquí puedo hacer el mismo daño que en mi mundo ¡O más!-Rió de forma maníaca. Es momento fue aprovechado por nuestra mosquita muerta, quiero decir Kagome la heroína, para arrojar la salsa de curry extra a los ojos (bonitos pese al maquillaje) de su otro yo, arrancar la caja dimensional de las manos y correr para fuera de la casa, mientras la quemada y sucia malvada andaba lanzando maldiciones. Puso el fragmento encima de la caja, y una puertecilla se abrió, andaba deprisa, así que no tenía idea de donde podría acabar, fue succionada y …

Miroku había vuelto a sentirse como si le hubieran hecho una llave de Judo, aterrizando de forma poco elegante en el fondo del pozo; tras haber tocado el culo a Inuyasha en chica, y ver que incluso si fuese una mujer seguía siendo tan… vitalista, poco le podría sorprender. ¿Pero ese sería su mundo? No tenía más remedio que salir y comprobarlo y de paso conocer a las bellas mujeres de ese mundo… Salió raudo con esa idea en la cabeza, sabiendo que encontraría a la dulce Kagome, a la fiera Kagura, a la seria Kikyo, a la…ups ¡Sango! Casi se le olvidaba que Sango fue a quien empezó a buscar antes de lo de la caja… ¿Ella habría caído en lo mismo? El rostro de Miroku se volvió serio debido a ese pensamiento y aceleró el paso, hasta que vio una silueta familiar. La reconoció al instante:
-¡Sango!-Ella se giró de inmediato y le contestó-Miroku-Ambos se acercaron corriendo y terminaron de fundirse en un cálido abrazo. Hasta ahí todo fue tal como nuestro monje pervertido esperaba, bajó la mano al lugar de gozo espiritual, y ocurrió que nuestra mata demonios favorita pegó un respingo y le derribó, y Miroku ya sabía que es lo que seguía, pero normalmente no era que Sango se subiera encima de él, que le besase apasionadamente, que se le viese el escote, y que empezase a sentirla muy cerca de su…”Templo”. Bueno esta era una prueba de Buda, evidentemente no de su inmensa bondad, si no de esas pruebas de virtud, ¿Debía aprovechar para engañarse a sí mismo o a su correspondiente versión de ese mundo? ¿Debería probar la dulce miel de su más especial mujer? Bueno debía ser justo, esto no era más que una copia así, que debía de resistir. De donde sacó fuerzas para ponerse de pie y ponerse la ropa bien puesta, y aguantar las ganas de echarse encima él de la cazadora de demonios ahora con su kimono enseñando sus no bien guardados pechos y… Bueno, se giró dignamente pero la voz de la chica confusa le detuvo:
-¿Te pasa algo? … Bueno sé que ayer lo hicimos hasta tarde, pero pensaba que ya podías… -Miroku estaba babeando al oír todo pero se contuvo-, pero bueno ¿Necesitabas algo? –Dijo esta abierta (en muchos sentidos) Sango.
-No nada querida, ¡jeje! –Dijo disimulando el monje- Precisamente me tenía que ir a meditar el río ¡Hasta luego!- Y salió corriendo al pozo con una ligera sonrisilla de satisfacción.

-¿Entonces…? –Dijo el anciano a Inuyasha- Ese demonio llamado Naraku sigue vagando por ahí y causando daño ¿no? Me alegro de no estar en tú pellejo chaval.
Inuyasha resopló con su estilo habitual (Su sonoro Féh) y lo contestó-Pues alégrate, pero no me llames “chaval”, que somos iguales… -Inuyasha estaba frente a un anciano en medio del viejo templo de Kaede, aunque aquí no estaba, y era el anciano con quien llevaba horas hablando quien moraba allí, junto con su cuñada y los restos y recuerdos de su difunta esposa. Habían hablado largo y tendido, unas veces el anciano de pelo gris y otras el joven medio demonio. El susodicho anciano lleva el Kimono de Inuyasha de pelo de rata ígnea, adaptado y con unos cuantos parches y arreglos; el cabello blanco no tan largo como los del joven Inuyasha y con algunas entradas, enmarcaban a un rostro arrugado pero alegre (o más bien sardónico), el hombrecillo además era un poco achaparrado y con unos ojos casi ámbar poseían un destello de alegre nostalgia: ¡No todos los días puedes verte 50 años más joven! Sí amigos, ese viejecito de aspecto algo “excéntrico” era Inuyasha en este mundo.
-¡Feh! Pues no creo eso, a mí ese demonio no me pilló desprevenido, le corté como si nada ¡Y me quedé con la chica! ¡Jajaja!-Rió mostrando los huecos de los dientes caídos por la edad, y unas arrugas que se profundizaban con a carcajada.
-¡No presumas!- se quejó Inuyasha- Además al final Kikyo también ha muerto antes que tú…-Dijo Inuyasha en forma de revancha pero con un destello de tristeza en la mirada.
-Oye chico no te apenes, lo pasamos bien ella y yo, con los niños y todo, no me arrepiento. Seguro que me quedan cosas que hacer aun, además ahora la echo menos en falta.
-¿Por qué dices eso abuelo? –Preguntó Inuyasha al tiempo que percibió un olor muy familiar viniendo hacia la casa…- ¿Kagome?
- Sí es hora de que venga, siempre viene a esta hora esa chica. Voy a decirla donde anda mi nieto y ahora nos vemos.- Dijo el anciano Inuyasha a su versión más joven mientras se levantaba hacia la puerta. Mientras esto pasaba el joven Inuyasha se escabulló y vio como el viejo llamaba a un chaval desgarbado y le dejaba junto a una sonriente Kagome con su bici y la mochila, el chico nieto de si mismo no estaba muy dispuesto a acompañarla, al menos en apariencia. Tras despedirse ambos Inuyasha se encontraron en la salita. –Es muy guapa la chica… Si tuviera tres décadas menos ¡je! ¿O más bien cinco?- Rió al ver a su otro yo alterado por lo que acaba de decir.
-¡Oye viejo!, ¡Que podría ser tu nieta! ¿Y por qué insistes tanto en que vaya con tu nieto si tato te gusta?
-¡Porqué me gusta insisto que vaya con mi nieto! ¡Eres un burro!-Le contestó el abuelo Inuyasha.
-Bueno, me parece que me tengo que ir –espetó nuestro amigo Inuyasha- Ya tiene una abertura este chisme y es lo que necesito- Dijo sacando de su traje “La caja espejo”-hasta otra.
-Espera chaval; recuerda una cosa, ser feliz es muy fácil sólo tienes que olértelo…-Dijo de forma solemne el anciano-Y es lo último que te voy a decir… ¡Venga vete a salvar a la chica!
-¡A eso voy viejo!- Dijo Inuyasha desapareciendo.

-Vaya esto sí es raro –dijo Kagome al aparecer en la salita de su casa pero en otra dimensión. La habitación era el salón, sólo que en vez de muebles había cojines deslustrados y esterillas de los 70. Y casi se tropieza al pasar por el pasillo desde la caja, y ver a su abuelo como a un gurú melenudo y a su madre con el pelo a lo afro… Sí eso era raro. –Paz – Dijo levantando la mano su abuelo, y el olor de la casa era, curiosamente, como los de los baños del instituto…
-Buenos días este me parece que me tengo que…-Pronunció en un suspiro Kagome antes de ser golpeada por algo, o más bien por alguien, que era su versión malvada recién salida de la caja, que hizo que ambas trastabillasen y cayese. Su otro yo se levantó y su hippie abuelo la saludó: -Halla Paz.
Alo que ella respondió:
-Búscate un trabajo- Y Kagome la heroína usó toda su maña para volver a agarrar la caja en ese instante con la mano que aun sujetaba la joya y… Kagome e concentró en recordar dónde estaba la caja y dónde quería ir, y ahí estaba, deseaba estar con sus amigos, ¡estaba desesperada!
Y allí aterrizó, en medio de la noche enfrente de Shippo que puso una cara asustada al verla:
-¿Dos Kagome? –Dijo azorado el zorro al ver a Kagome acompañada por una Kagome de aspecto amenazador.
-¡Me has seguido! –Dijo Kagome a su versión malvada.
-¡Pues claro! Una cosa es evitar que te coja un fragmento ¡Y otra cosa mancharme la cara de salsa! –Rugió la malvada y siniestra Kagome.-Ahora pagarás todo lo que me has hecho pasar...-Dijo al tiempo que se acercaba hacia los dos. Ya iba a usar su cadena en contra de ellos cuando de su espalda surgió una figura con una enorme espada y vestida de rojo, que era Inuyasha que golpeó la tierra separando a la malvada Kagome de sus inocentes compañeros.
-Mierda, voy a acaba contigo ¡maldita bestia!-Dijo Kagome malvada llena de indignación al tiempo que lanzaba su ataque con la cadena a Inuyasha.
-No lo creo- respondió Miroku que acababa de atravesar la caja al tiempo que lanzaba sus sellos para detener el aura maligna que iba contra Inuyasha.
-¡A vosotros os he ganado antes! ¡No podéis hacerme nada par de babosos!- Vociferó furiosa y sucia Kagome.
-¿Y a mi me has ganado?- Le contestó una recién aparecida Sango- ¡Hueso volador! –Terminó de decir lanzando su ataque hacia la malvada Kagome, que no tuvo tiempo de esquivarlo. El ataque la lanzó y mandó adolorida al punto de vuelta donde se agachó, invocó fuerzas de la joya y aferró la caja espejo al tiempo que gritó:
-¡Me vengaré! Traeré mis muchachos y les partiré con mis propias manos.
- ¡No si puedo impedirlo!- Dijo Kagome apuntando con su arco hacia la caja malvada Kagome.
-Ni lo sueñes ¡Bruja! – Completó Inuyasha al tiempo que lanzó su ataque- ¡Herida del Viento!
Los dos ataques se conjuntaron rompiendo las defensas mágicas de Kagome malvada, que se desvaneció en medio de la explosión y que tras esto hubo una humareda que cuando se extinguió no se vio nada más que la caja espejo, y ningún rastro de la copia malvada de Kagome.
Tras un rato de calma para revisar lo bien que esta Kagome, es decir, si ver si estaba herida, se fueron a la cabaña de la anciana Kaede a descansar. Durante la cena, todos parecían querer decir algo pero no abrían a boca. Finalmente Shippo preguntó inocentemente (o a mala leche disimulada que nunca se sabe):
-Entonces ¿Dónde habéis estado?
Inmediatamente todos los que estaban comiendo se atragantaron, y los que no buscaron tener la boca llena con algo para no responder. Kagome era la que menos se debía preocupar, la persecución con su gemela malvada no era algo para lo que avergonzarse… pero no quería hablar de la mañana con Inuyasha ni del destino que habían padecido sus amigos ni de si ella fallaba en su moral. El resto estaba igual: eran experiencias extrañas y turbadoras las que habían experimentado y no deseaban habar de ellas, aun no por lo menos. Sólo le quedó un remedio:
-Pues ¡no me acuerdo!-Mintió sonrientemente nuestra futura repetidora.
-¡Eso es nosotros tampoco! –Secundó el resto.
Inuyasha se volvió serio y agarró la espada. –Pero es mejor pese a todo asegurarse de que la caja desaparezca.
Todos los demás secundaron la opinión del medio demonio, y salieron a fuera donde depositaron la caja e Inuyasha aprovechó para descargar un mandoble sobre “la Caja Espejo” con su “Colmillo de Acero”; que entrechocó las esencias mágicas de los dos objetos y tras unos minutos, la caja se astilló y se ennegreció consumiéndose. Todos respiraron tranquilos puesto que es versión malvada no volvería y ninguno de ellos volvería a caer en ese maldito objeto. Pero había alguien que no estaba contento:
-¿Qué? ¿Se acuerdan ahora?- Preguntó Shippo a un cansado grupo.
Todos suspiraron de cansancio y se rieron, preguntándose que les habrá pasado a los demás para no hablar de ello…

FIN

(Ya hemos terminado, espero que me envíen alguien su opinión (review), ¿Saben de qué serie he estado hablando? Hasta el próximo fic)

2 comentarios:

  1. le hubieras dado un final mas bonito, no crees que ese final fue algo babas, me duele la vista de tanto leer y para nada, lo hubieras continuado o nose pero ese final fue muy chanclin.

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  2. No entiendo lo que quieren decir más allá de que no les gustó el final. Es un fic, yo no pienso cambiar el modo en el que se desarrolla la historia en un manga que me gusta, solo inventar una historia "algo de relleno" que podía haber sucedido dentro de la historia.
    Por algo aviso de que no me gustan los universos alternativos.

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